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jeudi 2 juillet 2009

Memoria de la primera fase de “Jueves milagro”


La trampa y el cartón del Milagro, un trabajo en proceso.
Al llegar a Bilbao la primera sorpresa fue la de conocer a María Salazar y Marielle Uhalde, las dos coordinadoras de producción de Consonni, hasta ahora, habíamos hablado por teléfono o vía e-mail, y me las había imaginado de otra manera. La segunda sorpresa, es que me había imaginado Bilbao plana y muy industrial y nada de esto, es una ciudad rodeada de montaña bien verde y con un casco antiguo muy bonito. Al día siguiente conocemos a María Mur directora de producción de Consonni y también me la imaginaba de otra forma. Así que otra sorpresa. Nos ponemos a hablar del proyecto y enseguida nos damos cuenta que están muy implicadas en él, lo cual nos da mucha confianza y muchas ganas de empezar. La semana del 25 empezamos los talleres con los niños en la ludoteca de Sondika, con ayuda de mapas les proponemos situar su casa, la escuela, y les incitamos a imaginar que cosas extraordinarias ocurren en Sondika. Un niño me comenta que el quiere Sondika “normal y corriente” otra niña quiere Torre Eiffel en Sondika, otra le gustaría que hubiese un camino rosa para ir de su casa a la escuela. En el taller de mayores en el bar de jubilados nos ponen un micro porque hay una mujer que ve el culebrón y los hombres juegan la partida y algunos no oyen bien. Instalamos el mapa de Sondika en la mesa, la gente empieza a venir a sentarse, un grupo de mujeres se ponen en primera fila. Empiezo a explicar el “por qué” del taller, siento algunas miradas de escepticismo. Sacamos el bote de deseos que habíamos dejado anteriormente y leo sus deseos, entonces comienza a arrancar el taller, algunos cuentan anécdotas de vivencias, de cuando Sondika empezó a crecer. Se nos presenta la necesidad de hacer una recuperación de historias populares de Sondika y lo comentamos allí, recogiendo fotos, y grabaciones para hacer una especie de recopilación, parece gustarles la idea... Generalmente los deseos que allí se generan van en la línea de encontrar un sitio de socialización donde estén todos juntos niños, padres y mayores. Alguna queja del ambulatorio, sobre el tren, el ruido y el trafico de la carretera, los baches de los caminos, que hubiese un baile un día por semana. Las cacas de los perros es un tema que monopoliza gran parte del taller. Una idea milagro muy graciosa es que todos los perros lleven pañales.El taller de adultos fue muy activo y dinámico, en hora y media sacamos conclusiones y buscamos soluciones situándolas en el mapa: bidegorri (carril bici), vía verde, txoko municipal y “stop” al crecimiento de Sondika, también salen algunas muy imaginativas como hacer el día de los cuerpos “danone” o proporcionar olor a naranja a una plaza. La semana del 29 de mayo hasta el 6 de junio nos dedicamos a la síntesis, recogiendo los deseos de los botes, y de los resultados de los talleres. Agrupando la información y haciéndola expositiva para el día de la muestra pública. El día 6 de junio tenemos por misión la hazaña de la paella, una especie de platillo volante con capacidad para 200 comensales bastante críticos -y no de arte- con que fuera sólo de verduras. Resumiendo, en general la impresión que podemos percibir es que en Sondika es que no hay “grandes problemas” aparentes (aunque esta el problema de la falta de información sobre la existencia y localización del residuo tóxico llamado lindane)Existe un problema que es el típico de todas las ciudades de periferia de las grandes ciudades de hoy en día: una disolución de la identidad local, una falta de socialización intergeneracional y un desinterés por la participación en lo referente a su entorno, lo que nos deja un terreno de labranza bastante difícil para conseguir la implicación de la gente en los “milagros Sondikarras” en si ya será un milagro que participen.Aún y con todo, esta primera fase estamos muy contentos de las aportaciones de la gente. La administración de Sondika parece también estar a la escucha, lo que nos crea la esperanza de que algunos milagros puede que sean realizables!!
Si es así se cumplirían los primeros objetivos del proyecto y puede que obtengamos alguna respuesta sobre si el arte puede darnos útiles de transformación de lo real.
Pero haciendo un poco de auto critica, y siguiendo con la idea de crear un proceso de investigación en torno al proyecto, nos surgen algunos miedos sobre los riesgos que puede implicar este tipo de experiencia : uno de los riesgos es caer en lo que Tristan Tremeau ha llamado “El artista mediador” [1]: que intenta "restaurar el sentido entre la obra y el espectador, de curar una sociedad enferma cuestionando la ecología, lo social y lo económico". Una práctica donde el artista se adjudica el rol de dirigirse al público, para que tome conciencia de los problemas de sociedad. Reforzando una dicotomía donde por una parte se encontraría el “pueblo” o los excluidos, que no tienen “voz” ni pueden revindicar y por otra parte “el artista” que brilla instruyendo “al pueblo”. Artistas relacionales donde sus diferentes producciones invitan a la convivialidad, al consenso y a un (pseudo) dialogo con los poderes públicos. En el caso del proyecto “Jueves milagro” en su primera parte de proceso, podemos defender y lidiar con este riesgo, que Tremeau describe, argumentando que para nosotros, el arte no esta en el centro del dispositivo. El arte es un útil de la manifestación, que nos “sirve para” y como tal pierde la importancia o el poder de instructor y con ello también se disuelve la figura del artista como iluminador social o genio oráculo. Si es verdad que con los “talleres de milagros” y con la recogida y síntesis de los deseos de los Sondikarras, estamos poniendo en evidencia, situaciones sociales de la vida cotidiana, también tenemos la pretensión de desacralizar las relaciones “ciudadano” “poderes públicos”, creando un pseudo dialogo intencionadamente carente de rigor y no forzadamente consensual que busca una eficacia de acción en los problemas reales (una de las razones por las que investigamos estos campos es la de abatir el aburrimiento o el “post aburrimiento” en el que el arte se consume hoy en día). En cuanto a si podemos caer en la trampa del “arte celebrativo", una especie de arte festivo y condescendiente que intenta agradar a todos o no. Para nosotros como proyecto experimental, es el reto, que nos queda abordar en la formulación de la segunda fase del proyecto “los milagros” que transcurrirán en octubre y de la que os tendremos al corriente.
Eskerrik asko a la gente que nos ayudó en la paella y a los txistus aunque la hubiesen preferido de marisco.


[1] Tristan TREMEAU, “L’artiste médiateur”, in Art Press spécial n° 22, Ecosystème des mondes de l’art, Paris, Art press, 2001

mercredi 10 juin 2009

Milagro: Hecho no explicable por las leyes naturales que se atribuye a la intervención sobrenatural de origen divino 2. Suceso o cosa rara, extraordinaria y maravillosa, para expresar algo que ha ocurrido, parecía imposible que ocurriese, o que no ha ocurrido cuando todo parecía hacer creer que iba a suceder. Hacer mucho más de lo que podía hacer más común mente con los medios disponibles.

Este proyecto está inspirado en la película Los jueves milagro (1957), del realizador Luis Garcia Berlanga. Se trata de una película que transcurre en un pueblecito balneario, muy apartado de la gran ciudad, que acaba convirtiéndose en un desierto despoblado de turistas. Desesperados todos sus habitantes, el alcalde y las personas más influyentes deciden organizar una serie de «milagros» con el fin de atraer nuevos clientes al balneario.

El arte público, es un evento, que se produce, o que tendría que ser producido (en un sentido utópico o figurado), como resultado de un deseo común. Puede tomar la forma de un evento anunciado o de algo que se intuye que va a pasar. Pero también podría consistir en la pura especulación sobre algo que no se sabe si está ocurriendo en realidad o es mero producto de la sugestión colectiva y, en verdad, nunca podría pasar.

Nuestra propuesta se despliega como una metáfora que intenta rescatar la acepción más extraordinaria y maravillosa de la palabra milagro para quedarnos con su parte creativa, pero liberada por completo de las connotaciones católicas del término. Planteamos una metáfora del artista, de la obra y de lo que se espera de él. Una ironía que sugiera más que muestre de forma que sea la poética del la imagen la que consiga hacer visibles, o menos invisibles, algunas de las ilusiones comunes de los habitantes de Sondika.

Las ideas para realizar los milagros surgirán a través de la realización de un “Taller de milagros”, basado en los útiles propios de los artistas y de las herramientas de la participación ciudadana, Un taller que realice una cartografía simbólica de los deseos colectivos a partir de un trabajo sobre el terreno de Sondika.

Para su realización partiremos de las experiencias cotidianas de los participantes buscando las aspiraciones comunes, los puntos de encuentro y de desencuentro, registrando los trayectos, las esperas, los paseos, las pequeñas historias vividas, los puntos sensibles sobre la percepción que tienen los habitantes respecto de su entorno urbano, Sondika, en relación con la ciudad de Bilbao, etc., siempre con el objetivo principal de trabajar, identificar y organizar colectivamente las ideas para, así, poder materializar al menos la ilusión, paso previo siempre a los milagros.

Esta cartografía no tiene por qué ser un fiel reflejo de la realidad, aunque sí que lo será de los deseos compartidos de los participantes. A partir de ella y jugando al “juego del arte”, que nos permitirá aplicar la creatividad colectiva al “arte del milagro” —resulte éste creíble o absolutamente increíble—, quizás algunos aspectos de la cotidianidad de Sondica puedan ser distorsionados hasta el punto materializar el milagro de atraer la atención de quienes han perdido la fe en sus propias posibilidades de transformar la realidad.

El resultado del «taller de milagros» culminara con la realización de una intervención pública.